PRELUDIO DE NAVIDAD
por elcantodelcuco
La nieve me salió al encuentro en Soria. La ciudad amaneció blanca. Hacía años que el gozo infantil de la primera nevada no me sorprendía el día adecuado en el lugar adecuado. Este año, sí. No importa que durara poco. Contemplando la transformación de los montes de alrededor, la Dehesa, los parquecillos urbanos y, sobre todo, los chopos de las orillas del río y observando a los sorianos paseando con naturalidad por el Collado bajo los paraguas, haciendo parada en los acogedores bares y tabernas, me convencí de que el paisaje invernal es el que mejor se adecua a esta tierra dura y fría y a estos sufridos herederos de los arévacos numantinos. Parecían en su elemento. Quiero decir que Soria es el lugar adecuado para ver nevar. Los algarazos dieron pronto paso a una lluvia fina y heladora. Un viento cortante procedente de la Cebollera se metía en los huesos. “Piqueras está cerrado -le oí a un desconocido con pinta de camionero- y Oncala, con cadenas”. Bastaba con levantar la vista hacia el norte y comprobar que una cortina negra y baja cubría las sierras. Hay quien atribuye la decadencia de esta provincia castellana a la dureza del clima. Pudiera ser, aunque a mí nunca me ha parecido esa la razón principal del abandono. Hay lugares en Europa mucho más fríos y desapacibles en los que crece la prosperidad y que están bien poblados.
En esas reflexiones andaba yo cuando recibí un oportuno “whatsApp” de José Mari Carrascosa con fotos de Sarnago nevado. Esa sí que era una gran nevada, la primera nevada del año digna de tal nombre. Una nieve inmaculada, sin una sola pisada ni una huella animal, cubría la plaza y las calles de entrada, los tejados, el entorno de la calera, los campos y las ruinas de las casas abandonadas. Las firman dos valientes, Ana Gordo y Robert, que se aventuraron hasta allí, no sé cómo, y dejaron constancia gráfica de tal maravilla, que a tipos como yo le trae de golpe, concentrados, todos los inviernos felices de la infancia. La nevada es para mí el verdadero preludio de la Navidad. Observando las fotografías, lo primero que me imagino es el silencio. Ya he dicho otras veces que el silencio de la nieve es muy especial, es un silencio blando y total, telúrico, como de otra galaxia. Y me imagino sin esfuerzo al pueblo entero transformado de pronto en un belén natural, como en la niñez, cuando íbamos a traer el musgo de las herrañes para el belén de don Matías. Lo que no puedo imaginarme, por más esfuerzos que hago, es que, en estas circunstancias, no salga humo de ninguna chimenea, y, menos aún, que las majadas y las cuadras, en lo bajero de las casas, estén vacías, sin ovejas pariendo, las despensas sin pan, los portales sin perros y los bardales sin leña.
A mi vuelta a Madrid, con un cielo triste y nuboso, he visto que encendían, sin esperar a la llegada del Adviento, las luces de Navidad. En el telediario de la noche han ofrecido también imágenes del encendido de las luces en Barcelona. ¿Luces de Navidad? Ni en un sitio ni en otro se ve, entre luminosas figuras geométricas, más o menos vistosas, más o menos cargantes, una sola referencia religiosa, que explique el significado original de estas fiestas. Me parece que hay, por parte de las autoridades y de la cultura dominante, un empeño manifiesto en descristianizar la Navidad, transformándola en un regreso al paganismo y, desde luego, una incitación a la diversión y al consumo desaforado. Nada que ver con lo que pasó aquella noche en el establo, poblado de ángeles y pastores, que partió en dos la historia de la humanidad. Yo denuncio aquí que nos están robando, entre unos y otros, el espíritu de la Navidad. Sobre todo, se lo están robando a los niños. ¡Pobres niños! Acabo de leer en el periódico que en un colegio público de Elche han enviado una circular a los padres de los alumnos más pequeños -de tres años- alentándoles a que los niños lleven adornos con los que decorar el aula durante la Navidad, pero con la siguiente advertencia: “Que no sea grande (el árbol de Navidad) ni con motivos religiosos (belén)”. Que lleven bolas de colores, muñecos de nieve, guirnaldas…, lo que quieran, pero nada que tenga que ver con el origen religioso de las fiestas. ¿Qué les parece?
No es un caso aislado, qué va. Es el nuevo espíritu de la Navidad. ¿Espíritu? ¡Que vuelva Dickens! Puesto a desahogarme, no tengo más remedio que expresar también aquí la vergüenza ajena que me produce, en este preámbulo navideño, la estúpida implantación comercial, con un inusitado despliegue de publicidad por parte de los grandes almacenes, del “Black Friday”, una burda copia del viernes de las grandes rebajas en Estados Unidos con motivo de su Día de Acción de Gracias. Es lo que nos faltaba. Después de los Premios Goya, imitación ridícula de los Óscar, de los Papá Noel y del esperpéntico «halloween”, ahora esto. Pero esa es otra historia. Estamos cada vez más sometidos al lenguaje y las costumbres de fuera y estamos perdiendo nuestro lengua y nuestras buenas costumbres. Hasta al otoño le llaman “fall” en las tiendas de moda. ¡Si mi abuela levantara la cabeza! Menos mal que la nieve, fiel al espíritu de Navidad, sigue bajando, aunque no haya nadie, a los pueblos vacíos de las Tierras Altas.
Cuánta verdad, Abel, en esta entrada. Está escrita con el recuerdo de lo vivido, la emoción de los recuerdos y el amor que te produce Sarnago, cargado en tu mente de personas, lugares y parajes. Qué pena que todo eso ya solo duerma en el pensamiento.
Tendremos que esforzarnos, Floren, para no perder lo principal. Aún estamos a tiempo.
Yo sigo pidiéndoles mis deseos única y exclusivamente a los Reyes Magos.
Y siempre me los conceden…
😉
¡Qué bien!
http://www.lavozdelsur.es/la-guia-de-zambombas-de-lavozdelsures-para-no-perder-la-letra-ni-las-mejores-reuniones
No es mala idea esto de la Guía de zambombas. Nuestra salvación viene del Sur.
Querido Abel: Gracias por escribir lo que la mayoría de » españoles de bien» pensamos.¡ Qué rica es nuestra Lengua y cómo nos quieren americanizar !.Precioso relato de la nieve y el silencio. Es verdad que es único.
y……. lo de pretender suprimir valores religioso,me parece una falta de respeto a los creyentes y una incultura que permite morir tradiciones llenas de alegría, sobre todo para los pequeños, No todo vale,» modernistas». El mejor regalo es aquel que no podemos comprar, así que el sueño é ilusión de los niños no puede ser sustituido por el juguete mas sofisticado.
Te deseo lo mejor . Que el Niño Dios inunde tu corazón de alegría y paz..
Un abrazo
Gracias, Balbina, y tú que lo veas, como decían en mi pueblo.
Por si no teníamos ya bastante “felicidad” consumista con los días de….padre, madre, enamorados, abuelos, hijos, nietos y demás familia, por si no teníamos bastante con el desmadre de bodas, primeras comuniones, celebraciones de empresa, fiestas navideñas, banquetes sofisticados, ahora nos inunda el consumismo de importación. Dentro de nada, tras el Black Friday éste, comeremos pavo de acción de gracias, mientras no damos las gracias ni pedimos permiso, ni decimos un “lo siento” para nada.
Comparto contigo esa queja por la desnaturalización de nuestra entrañable Navidad. Año tras año me esfuerzo por recordar y canturrear, aunque sea a solas, aquellos villancicos de mi infancia, de la infancia de mis padres, y que tienen poco que ver con la sed que tienen los peces del rio, pobres truchas, qué habrán hecho. Se va perdiendo nuestro sentido de la Navidad, de la Semana Santa, no vaya a ofenderse alguien. La fiesta de la Inmaculada ya es “el puente de la Constitución”. Hemos pasado de un radicalismo religioso y patriótico, a celebrar fiestas sin conocer su sentido, su historia, cuando no a despreciarlos directamente.
Asi que, yo no quiero perder ni olvidar lo que aprendí y seguiré intentando mantener lo que viví de niña, aunque imperceptiblemente se vayan haciendo algunas concesiones a la actualidad que nos toca vivir.
No puedo estar más de acuerdo, Isabel. Y el asunto es serio, me parece. Creo que hay que reaccionar.
Dentro de esta desnudez formal de tu blog, has creado un ambiente cálido en el que apetece quedarse, evocando tiempos que fueron felices o en los que uno se sintió feliz. Y eso que mis recuerdos de infancia y adolescencia son urbanos, aunque a cambio tenía el mar rodeando por completo la ciudad (Cádiz). Sirva este apunte como saludo. Seguiré hojeando este cuaderno gris de matices y sensibilidad.
Me alegro de que nos hayamos reencontrado aquí. Puede ser un buen cauce de comunicación y, por supuesto, de intercambio de pareceres y sentimientos. Te mando un fuerte abrazo rural.
Buenos días, he visto esta entrada relaciona con la Navidad y no sé si alguien me podrá ayudar: el pasado sábado estuve en el belén viviente que se celebra en Oncala y por megafonía recitaron , yo creo un villancico, que me pareció tradicional de tierras altas y decía algo de albahaca y acebillo, me pareció muy bonito y me gustaría conocerlo.
A ver si alguien lo conoce.
Un saludo