El canto del cuco

Cuaderno gris de Abel Hernández

Mes: marzo, 2018

«LA EXCLUSIVA»

“La Exclusiva” era el popular carromato de antes de la guerra que conducía Santiago, el de La Fonda, y que hacía el servicio de San Pedro Manrique a Huérteles, hasta el chozo donde empalmaba con el autobús de Soria a Calahorra. Aún se conserva, creo, como objeto de museo y se exhibe una vez al año el día que se conmemoran con nostalgia los usos y costumbres de tiempos pasados. Cuando arrancaba en medio del mercado de los lunes, los niños se montaban unos instantes agarrados a las escalerillas de atrás que llevaban a la baca.

Ahora “La Exclusiva” es el nombre que han dado a un servicio de economía social, montado por Victoria Tortosa y Hugo Núñez, que consiste en llevar la compra con una furgoneta a los pueblos dispersos y medio deshabitados de la provincia de Soria, poblados en su inmensa mayoría por indefensas personas mayores sin coche y sin carnet de conducir, caseríos aislados donde viven los últimos resistentes. La iniciativa, impulsada por «El Hueco», verdadero centro dinamizador soriano, ha merecido la atención de la prensa nacional y tiene voluntad de expandirse, como servicio y como negocio, a un círculo más amplio de la España deshabitada del interior.

La venta ambulante por los pueblos y aldeas de las Tierras Altas, por caminos de herradura o, en el mejor de los casos, por carreteras sin asfaltar, viene de lejos. Estoy viendo en Sarnago a los arrieros de Aguilar del Río Alhama, de Igea o de Cornago con las caballerías cargadas de coletas o frutas y verduras de la huerta, o al inolvidable Mario de San Pedro que subía con frutas o cajas de pescado envuelto en hielo y las gentes acudían presurosas al oír el bando del alguacil. Y un día a la semana sigue llegando ahora mismo a los pueblos de El Valle y a los de otras comarcas, tocando la bocina, la esperada furgoneta del “pescatero” de Soria, del panadero de Valdeavellano o del frutero de Aguilar.

La novedad de “La Exclusiva” es que presta un servicio integral. Los vecinos entregan la lista de la compra y la organización, en la que colabora el hipermercado E. Leclerc, que se encarga del abastecimiento, supongo que en exclusiva, y del coste del transporte, lo lleva hasta los pueblos, la mayoría de los cuales carece aún de internet y de cobertura de móvil aceptable. Por eso, en no pocos casos, son los hijos desde la ciudad los que se encargan de hacer puntualmente la lista con el pedido. De esta forma, hay viejos que desisten de pasar el invierno en la ciudad, como tenían pensado, y se quedan en su casa del pueblo. “¿Dónde vamos a estar mejor?”, se dicen unos a otros. Y así se animan. Casi todos son, como digo, personas mayores, solas, con los hijos lejos. Cuando aparece la furgoneta de la compra, se alegran y salen a su encuentro. Además de alimentación, extiende el servicio últimamente a lavandería, librería y prensa.

“La Exclusiva”, si no estoy mal informado, lleva cuatro años funcionando y ha establecido ya cuatro rutas de reparto con unos veinticuatro pueblos cada una. En estos dispersos caseríos viven, en total, unos mil vecinos. Echen cuentas. Sale un media de poco más de diez vecinos por pueblo. Es la descarnada imagen de la muerte inexorable del mundo rural. De no cambiar las cosas, la mayoría de estos pueblos sorianos, que no hace mucho estaban llenos de vida, están condenados a desaparecer a plazo más o menos fijo. Gracias a esta iniciativa, que no deja de ser un remedio paliativo, que hace que la muerte sea menos dura, y un pequeño negocio -un volumen de 30.000 euros al año, más la subvención del supermercado, que hace el negocio sostenible-, sigue saliendo humo de algunas chimeneas. No es poco. Y los hijos, que viven en el piso de la ciudad, pasan el invierno más tranquilos. Pero es imposible no acordarme, llegado a este punto, del bullicio que levantaba entre la multitud los días de mercado “La Exclusiva” de Santiago, el de La Fonda, cuando se ponía lentamente en marcha.

EL DESASTRE DE LA DESPOBLACIÓN

Asistimos a la eliminación histórica de una forma de vida. La mitad de los ocho mil municipios de España están en trance de desaparecer. La despoblación afecta, como se sabe, a toda la España interior. Pero hay una provincia castellana, cargada de cultura, de historia y de leyenda, que ha llegado al límite de la supervivencia. Hablo de Soria, que es mi patria. Y no me importa ser cargante. No me puedo callar cuando hasta las piedras hablan. Hablan los niños de las escuelas sorianas pidiendo en un vídeo que vuelva la vida a los pueblos y no se conviertan en “pueblos fantasmas”, así los llaman. Levantan la voz los jóvenes, que el día 11 de abril en un taller en “El Hueco” ofrecerán de nuevo sus sugerencias para ayudar a levantar cabeza. Levantan la voz de alarma los empresarios. Habla el alcalde de la capital con las estadísticas calientes en la mano: el censo de toda la provincia no alcanza los 89.000 habitantes, casi la mitad residentes en la capital, lo que da idea del inmenso desierto demográfico alrededor y del riesgo evidente de que Soria, una extensa provincia, desaparezca como entidad administrativa. De los 183 municipios, 121 están abocados a desaparecer. Dos de cada tres pueblos tienen menos de cien habitantes, lo que significa que están en trance de quedar vacíos. Cada año el censo de los muertos supera con mucho al de los nacidos. El resultado es conocido y dramático: los vecinos de las villas y aldeas son cada vez menos y más viejos. La lista de pueblos abandonados es ya interminable y aumenta de año en año. ¿Cómo puede uno permanecer callado ante semejante catástrofe humana y ante tal desastre cultural e histórico?

Tímidamente, los poderes públicos parece que empiezan a hacerse cargo del problema. La Federación de Municipios y Provincias está llevando a cabo desde hace tiempo una tarea meritoria en esto, que ha encontrado eco en los Gobiernos regionales más afectados, empezando por el de Castilla y León. Y, por fin, el desequilibrio demográfico y el envejecimiento de la población rural han entrado en la agenda del Gobierno de la nación y en los programas de algunos partidos políticos. Acaba de aprobar el Consejo de ministros ayudas a la vivienda para jóvenes que decidan irse a vivir al pueblo. No es mala idea. Y parece que existe el propósito de que se tenga en cuenta este problema de la despoblación a la hora del reparto del presupuesto de las comunidades autónomas, si es que alguna vez conseguimos superar la corrompida hojarasca del problema catalán y ocuparnos de los asuntos importantes que afectan de verdad a la gente. Y la Red de Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa (SSPA) confía, parece que con fundamento, en que este grave problema esté sobre la mesa de la Unión Europea a la hora de diseñar los próximos presupuestos. Todas las ayudas públicas serán pocas para superar el injusto desequilibrio que sufre la España interior. Transportes, comunicaciones, brecha digital, infraestructuras, servicios sanitarios y educativos, exenciones fiscales a las empresas, ayudas a la industria alimentaria de calidad y al turismo rural, estímulos a los jóvenes profesionales -médicos, maestros, guardias civiles, veterinarios, ingenieros…- para que vayan a vivir al mundo rural, etcétera. Lo que hace falta es dejarse de remiendos y elaborar de una vez un plan global, con un presupuesto adecuado. Y, desde luego, para Soria, dada su desesperada situación, urge un generoso plan de choque, que podría ser a la vez un “plan piloto”.

Déjenme que termine este alegato, fruto de la compasión y la furia, con unos versos de Fermín Herrero, el mejor poeta de la tierra, con el que uno se entiende desde el primer verso.

Vivo en un lugarcillo de hartos pocos

vecinos. En la noche cerrada están

temblando las estrellas, sin más

ni más, el aire inmóvil. Escucho

el río, allá en lo hondo: como el roce

del agua en las palabras. Es mi pequeñez…

PD. Sarnago: Hay buenas noticias sobre la iglesia y el camino. Los trámites administrativos entre el Obispado y el Ayuntamiento de San Pedro Manrique, para poder empezar a mover las ruinas del templo y, si es posible, levantarlo de nuevo, van bien. Y me dicen que la Diputación empezará a asfaltar el camino esta primavera. Amén.