EL VÍDEO DE VALDEGEÑA

por elcantodelcuco

 

Valdegeña es un pueblo soriano en la linde de las Tierras Altas, situado en las faldas del Madero. Allí termina la Sierra y se abre el llano. Está cerca del nacimiento del Alhama y a menos de tres leguas de Numancia. Cerca pasaba una importante via romana. No es difícil toparse por estos caminos atravesando el encinar a lomos de una mula en una noche de tormenta con fantasmas de templarios, que bajan, según dicen, de las ruinas de la ermita de San Andrés. También puede suceder que tropieces por estos pagos, bajo un majano en medio de la pìeza, como le ocurrió a don Francisco Benito Delgado en 1891, con un poblado enterramiento prehistórico. Enfrente se ven, al pie del Moncayo, los campos de Araviana, donde perecieron vilmente, por culpa de una traición, los siete infantes de Lara. Apenas quedan en el pueblo medio centenar de habitantes. En los últimos tiempos Valdegeña ha adquirido justa fama por ser la patria de Avelino Hernández, el de La Sierra del Alba, que desbrozó los caminos ignorados de estas Tierras Altas.

Viene todo esto a cuento de que he recibido un vídeo de Valdegeña, que me envía Pedro Hernández Valer, cuyas raíces personales no están lejos de este lugar, y que quiero compartir con todos. Estas son las señas para acceder al video. Pinchad en este enlace: os sorprenderéis. Después de verlo y escucharlo, me he dado cuenta de que no vale la pena ofrecer explicaciones ni ocurrencias personales. Es un concluyente documento sobre la cultura rural y sobre la muerte de esta cultura, que se me antoja más elocuente -esta vez, sí- que mil palabras. Trasluce el abandono secular, la limitada instrucción de que disfrutaron en la escuela aquellas generaciones, las penurias pasadas y la muerte anunciada de los pueblos.

Está grabado en 2007, hace cinco años. Eran tiempos, si recuerdan, en que aquí, en la Villa y Corte, se negaba con gran desparpajo que el lobo de la crisis enseñaba ya sus colmillos afilados en el monte cercano. Sus autores son Olga Latorre y Juan Zarza, que entrevistan, elocuentemente mudos,  al Isidro y al Moisés, dos campesinos con boina, cargados de años y de sabiduría que cuentan su vida, perfectamente reflejada en este aguafuerte hecho con unos pocos y certeros trazos vigorosos y, de paso, avisan, con enorme sentido común y lógico desprecio de los economistas profesionales, de lo que iba a venir. ¡Cuánta sabiduría oculta! ¡Cuánto talento natural desaprovechado! A mí el vídeo me traslada inmediatamente a El cielo gira, de Mercedes Álvarez, película rodada en Aldealseñor, el pueblo de la autora, moribundo como casi todos, asentado no lejos de Valdegeña. Y me remonta inevitablemente  a mi infancia en Sarnago, donde descubrí para siempre el copioso saber que almacenan las gentes del campo.

En unos tiempos en que el mundo es joven y se lleva arrinconar a los viejos como trastos mudos e inútiles -hace tiempo que ni siquiera se les cede el asiento en el Metro o en el autobús-, quiero dar voz aquí, y reconocimiento, al Isidro y al Moisés de Valdegeña. Traigo en mi defensa a Machado, que se enamoró de una niña cerca de aquí y que advirtió por si acaso:

Cuando oigas consejas viejas,

agudiza las orejas.