CARTA A LOS REYES MAGOS
por elcantodelcuco
Un año más, no puedo contenerme. En esta tarde desapacible he oído el bullicio cercano de vuestra cabalgata y he vuelto a sentir el niño que llevo dentro. Me han venido a la cabeza aquellas noches silenciosas de Reyes en el pueblo, casi siempre bajo una gran nevada, acurrucado en la cama, haciéndome el dormido, esperando escuchar el sonido de vuestras botas en el cuarto de afuera. Nunca me extrañó que los camellos, acostumbrados a las arenas ardientes del desierto, vinieran por el camino nevado de Valdenegrillos, por el collado del Robledo, bordeando la Alcarama, azotados por las úrguras y saltando ventisqueros. Me extraña más que seáis capaces de soportar el estrafalario aparato comercial y publicitario que os rodea ahora. Supongo que aguantaréis por los niños este ridículo carnaval laico, endulzado con caramelos blandos, porque tenéis paciencia y sentido del humor. En serio, ¿no tenéis la impresión de que se ha desvirtuado vuestra fiesta, privándola de su sentido original? Ni siquiera se cantan villancicos. Pocos saben ya que todo empezó siguiendo una estrella camino de Belén, donde había ocurrido el mayor prodigio de la historia humana. ¿Recordáis? No salíais de vuestro asombro. Adorasteis a aquel Niño, que estaba recostado en un pesebre, le dejasteis vuestros obsequios -oro, incienso y mirra- y salisteis de prisa y corriendo para esquivar al pérfido rey Herodes.
No sé si está en vuestra mano atender las peticiones que os voy a hacer. Desde luego, no os pediré nada para mí. Ni siquiera un caballo de cartón, como aquel que me trajisteis cuando era niño y que tanta ilusión me hizo. Tampoco os pediré nada para la familia. Con más o menos dificultades, ya nos apañaremos ayudándonos unos a otros. Si acaso, algunos juguetes para los nietos, pero sin exagerar, que los niños de ahora están saturados de cosas, como sabéis de sobra, y no tienen tiempo de disfrutar con ninguna. Todo les cansa. Antes bastaba con una pelota, un pequeño tambor o una bolsa de cacahuetes para ser felices. Mejor que os ocupéis de los niños pobres que no tienen nada y, sobre todo, de los que están en los campos de refugiados, en las tierras de Oriente o del norte de África que vosotros conocéis bien. Moved el corazón de los poderosos del mundo, de los gobernantes y de las gentes de buena voluntad para empezar a poner remedio al dramático problema de los refugiados, que huyen del hambre y de la guerra y que se encuentran desamparados entre alambradas.
Aquí, entre nosotros, lo que más preocupa es poder encontrar un trabajo digno, estable y razonablemente bien pagado, acomodado a la preparación de cada uno. Del año pasado a éste, el panorama laboral ha mejorado algo, pero aún hay demasiada gente desempleada o con un empleo precario. Este problema afecta sobre todo a los jóvenes. Muchos de ellos no ven un futuro claro ni están en condiciones de tener un hogar y formar una familia. Y el hachazo de la crisis económica se deja sentir aún entre las clases medias. Miles de familias están en apuros, aunque lo disimulen y aunque hagan un esfuerzo inhumano para que sus hijos no sean menos que los del vecino y encuentren algún regalo en sus zapatos cuando se despierten la mañana de Reyes, vuestra mañana. No deja de ser desconcertante e injusto, no sé qué pensaréis vosotros, que, después de la crisis, aprovechándose de ella, los ricos en España, según las estadísticas, sean cada vez más ricos y los pobres, más pobres. Esto no puede ser. No sé si podéis hacer algo. Lo mismo que con los corruptos, que se aprovechan del cargo, de su elevado puesto en la Administración o en la empresa, para enriquecerse indebidamente. España, queridos Melchor, Gaspar y Baltasar, necesita, me parece, una purificación.
Sé que habéis recorrido Cataluña. ¡Qué os voy a contar! Del año pasado a éste, lo único que ha crecido allí es el alboroto, la incomprensión y el odio. Así no se puede seguir. Supongo que habéis traído unos cuantos sacos de carbón y dejaréis uno en Flandes a los fugados de la Justicia y otro en la cárcel de Estremera. Una sugerencia: ¿por qué no aprovecháis vuestra proximidad a los teóricos seguidores del Evangelio para mover el corazón de los centenares de curas, frailes, monjes y monjas catalanas, -esos que firman manifiestos- además de algún obispo, para que se convenzan de que fomentar la independencia de Cataluña es un error, como se está viendo, y un pecado de odio, que es el peor de los pecados? ¡Que caigan de una vez del burro y sepan que no son inocentes de lo que está pasando! Dejadles carbón sobre el altar para que se conviertan.
No quiero cansaros más, que bastante agobiados andaréis. En el largo memorial de inquietudes que había ido anotando para escribir esta carta, figuraban desde la criminal violencia contra las mujeres y la controvertida ideología de género hasta la amenaza del calentamiento global y la creciente contaminación del aire, del agua y de la tierra. ¡Problemas mayores! Pero hoy no quiero olvidarme de uno por el que vengo luchando sin descanso desde hace tiempo con poco éxito: la despoblación y la muerte de los pueblos. Espero que echéis una mano en esto. Ya es hora de que los poderes públicos elaboren un ambicioso plan global de ordenación del territorio y lo pongan en práctica. Vosotros habéis sido testigos esta noche de la tristeza infinita de los pueblos sin nadie y de la España despoblada del interior. Con las puertas cerradas y sin luz en las ventanas ni humo en las chimeneas.
Queridos Reyes Magos: ¡Echad una mano a España!
Me identifico especialmente con el segundo y tercer párrafo de tu Carta.
Aprovecho para compartir las cartas de algunos de mis pacientes, muy interesantes y generosas como la tuya
http://afrontandolesionmedular.blogspot.com.es/2018/01/cartas-los-reyes-magos.html
¡Ah! y del que dice llamarse » cristiano » de Estremera ¡qué te puedo decir!
¡Feliz día de Reyes! ¡Qué disfrutes con tus nietos!
El primer comentario es mío pero se me olvidó cambiar el nombre.
Aclarado. A ver la cuesta de enero.
He incluido tu Carta en la entrada de mi blog citada antes
http://afrontandolesionmedular.blogspot.com.es/2018/01/cartas-los-reyes-magos.html
Gracias, Chiqui.
Suscribo tu carta, Abel,y espero que los Reyes obren en consecuencia.Feliz 2018.
Me imagino que los Reyes delegan en nosotros, aunque quién sabe. ¡Buen año, Pepe! A ver si Soria empieza a sacar cabeza este año.
Ojalá Los Magos de Oriente nos traigan lo que pides,Abel. Realmente este país necesita todo lo que en tu misiva pides. Gracias por escribir desde el corazón, como siempre.
Un abrazo
Gracias a ti, Ana, por tu generosidad y tus buenos deseos. Que tengamos buen año
Trascribo algún párrafo de la petición de un pariente descendiente de emigrantes de Cañamaque (Soria), nacido y afincado en Barcelona:
“…no hay mejor laboratorio demoscópico que el bar en el que los últimos 30 años he acudido, de una forma casi ritual, a tomarme el “cafelito”. Lamentablemente, no recuerdo nunca una evolución tan rápida de esta plaga vírica que hace que a una parte de los comensales asiduos, les crezca un lazo amarillo en la solapa y algún “pin” pidiendo libertades confundidas, lo que parece que les confiere un estatus de superioridad por pertenencia a algún clan diferenciado en su imaginario. Otros, mayoritarios, pedimos el café para llevar, con argumentos peregrinos para justificar nuestro cambio de rutina antes de que nos borden la estrella amarilla aquellos con los que, no ha mucho, compartíamos contenidos vitales que nos hacían apurar la taza más de lo razonable. Hay, los menos, cual miuras a la vista del capote, arremeten con virulencia… Y en este entorno, en donde la jerarquía eclesiástica local, que deberían ser los propagadores de este espíritu fundacional de nuestra fe compartida, han decidido meterse en otro tipo de belenes, no precisamente napolitanos, olvidando el mensaje en donde un niño Dios se hizo humano para hacer que todos los seres olvidemos nuestras artificiosas diferencias y liberados de nuestros prejuicios hagamos un mundo mejor y más justo… Para no tener que llevarme nunca más el café en vaso de cartón al trabajo, pido que pongamos en valor aquello que nos une como seres humanos, que es mucho más de lo que nos separa, y creemos una sociedad más equitativa, fruto de muestro amor al prójimo, sin artificios ni aditivos y la extendamos como vacuna contra la segregación intolerable”
Es una buena estampa de lo que está pasando en Cataluña. Cuando en fanatismo se apodera del corazón de los hombres es difícil volver a la razón. Hace falta casi un milagro. Y en cuanto a la Iglesia catalana, algún día tendrá que hacer penitencia. Gracias, José Antonio, por traernos este testimonio tan revelador.